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Trazando líneas: geografía tierra adentro y gobernanza limítrofe

Posiblemente esta ya sea una noticia que muchos conocen, el municipio de Cocorná solicitó examen de límites dirigido al Instituto Geográfico Agustín Codazzi -IGAC-, y el argumento base en el que se apoya su solicitud está enmarcada en la causal del artículo 2 de la Ley 1447 de 2011, que se justifica manifestando la imprecisión, insuficiencia y ambigüedad de las descripciones contenidas en los textos normativos que los definen.


Así es, después de iniciar un proceso formal desde el año 2019 de realización de la diligencia de deslinde de la línea limítrofe entre los municipios de Cocorná y El Carmen de Viboral, el pasado 20 de junio de 2024, el Instituto Geográfico Agustín Codazzi presentó su expediente técnico del proceso a la Asamblea Departamental de Antioquia. Lamentablemente su concepto, aunque no es vinculante, es desfavorable para El Carmen de Viboral y propone una interpretación limítrofe entre estos municipios distinta a la que se ha conservado tradicionalmente por los últimos 112 años definidos por la Ordenanza 45 del año de 1913, la cual fijo los “límites del Distrito del Carmen con los Distritos de Cocorná y la Unión”.


Después del análisis de los limites dudosos entre estos dos municipios cuestionados por Cocorná, a la fecha, ya nos definen por procedimiento unos límites provisionales que le restan a El Carmen de Viboral aproximadamente unas 3800 ha de su territorio.


En la Asamblea Cultural Permanente de El Carmen de Viboral realizada el día 29 de junio de 2024, se inició por parte de algunos ciudadanos y organizaciones sociales una conversación en la que se propone tomar medidas al respecto para desarrollar alternativas locales para la recuperación de este proceso en lo que resta del procedimiento a desarrollar por parte de la Asamblea Departamental de Antioquia antes de que dé su ultima palabra.


Compartimos con ustedes una de las posiciones presentadas por la comunidad directamente afectada, esta vez desde el cañón del río Melcocho, llamando la atención sobre este proceso limítrofe y haciendo visible uno de los primeros aspectos a considerar que debió ocurrir desde un principio, pero que a la fecha sigue siendo desconocido: No existen fronteras en el marco de la diversidad cultural y social de los territorios, así como en la protección del medio ambiente, la diversidad biológica y los recursos naturales, estos son asuntos comunes a todos. ¿Por qué en todas estas décadas no se han consolidado mecanismos formales de relaciones fronterizas para el desarrollo de sus buenas prácticas entre los municipios de El Carmen de Viboral y Cocorná, con algún tipo de convenio intermunicipal de colaboración? ¿Por qué sigue siendo una constante el marcado marginamiento y evidente poca atención de los gobiernos locales con estas poblaciones?


Esta es apenas una invitación para reflexionar nuestras geografías del presente, las dimensiones geopolíticas y territoriales que conviene analizar y los ejes de relaciones entre nuevas memorias y territorios.


 

Discurso en la Asamblea Cultural Permanente Defendiendo El Melcocho.


Saludos para todos los presentes, hoy nos encontramos aquí para discutir un tema crucial que afecta a nuestro municipio y es la solicitud de una gran parte de extensión rural de nuestro territorio carmelitano: la disputa territorial entre los dos municipios de Cocorná y El Carmen de Viboral por la soberanía y control de estas veredas ya antes mencionadas. Como habitante de las zonas en discusión, quiero manifestar que el cañón del rio Melcocho además de ser un hogar para nuestra comunidad, ha sido golpeado por la violencia y es portador de una riqueza natural invaluable que debemos proteger; este territorio no solo ha representado la unión  y la base de nuestra economía familiar, sino que también representa nuestra identidad, nuestra herencia cultural y nuestras luchas como campesinos y campesinas, quienes vivimos día a día las realidades y desafíos en la  región.


Contexto del territorio en disputa


El territorio que se encuentra en disputa es un área de gran belleza natural y biodiversidad, con recursos como ríos, bosques y tierras fértiles. Sin embargo, su valor ha generado disputas entre los municipios vecinos, cada uno reclamando la jurisdicción sobre esta tierra.


Los habitantes del cañón del rio Melcocho no solo hemos sufrido el flagelo del desplazamiento, la violencia ha sido un factor omnipresente en la vida de nuestra comunidad; grupos armados, disputas territoriales y la falta de un estado de derecho han creado un ambiente de inseguridad constante. Las familias han sufrido pérdidas humanas, materiales, desplazamientos y violaciones de derechos humanos en todos los sentidos. Este entorno de violencia no solo ha afectado la seguridad física y emocional de nuestra población, sino también el tejido social y la confianza entre los miembros de la comunidad.


Esta disputa territorial está llevando al desconocimiento del campesinado como sujeto político, cultural y de derecho, generando en los habitantes del cañón del rio Melcocho un desarraigo que afecta profundamente la identidad y la cohesión social de nuestra comunidad.


La soberanía del territorio


La soberanía sobre este territorio no debe ser vista únicamente como un tema administrativo o legal. Para nosotros, la soberanía significa tener el control sobre nuestro propio destino, la capacidad de gestionar nuestros recursos y la responsabilidad de cuidar nuestra tierra para las futuras generaciones. La verdadera soberanía debe estar en manos de quienes viven y trabajan en este territorio, aquellos que entienden sus necesidades y desafíos mejor que nadie.


Para resolver esta disputa territorial de manera justa y sostenible, es fundamental que se escuchen y se tengan en cuenta las voces de la comunidad rural. Nosotros, los habitantes de esta tierra, tenemos un conocimiento profundo de nuestras necesidades y potencialidades. Nuestras experiencias y perspectivas son esenciales para encontrar soluciones que beneficien a todos.


En conclusión, la soberanía de nuestro territorio en disputa no es solo una cuestión de fronteras municipales. Es una cuestión de justicia, dignidad y futuro para nuestra comunidad rural. La voz de la comunidad debe ser escuchada y respetada en cualquier proceso de resolución. Solo a través de un enfoque inclusivo y participativo podemos encontrar soluciones que garanticen la paz, la prosperidad y la sostenibilidad de nuestra tierra.


Agradezco a todos por su atención y les invito a unir fuerzas para proteger nuestro territorio y asegurar un futuro mejor para nuestras generaciones venideras.


Muchas gracias.


Marinelsi Orozco Villegas,

Habitante del cañón del rio Melcocho, El Carmen de Viboral



 


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