top of page

Cementerio Municipal, El Carmen de Viboral.

¿Qué es la tumba? El vestuario en el que el alma

Al salir del teatro y del papel representado,

Deposita sus ropas de niño, de hombre o de mujer

Como una máscara que devuelve un traje alquilado.

Théophile Gautier


Todo en calma, blanco, silencioso; los pájaros hacen sus nidos entre arbustos y pinos, los pasillos están decorados con flores, la cúpula que brilla como el sol y sus ángeles, dan la bienvenida. En este lugar de grandes prados converge una multiplicidad de elementos alrededor de un fin único, “poner lugar a la muerte”.


El cementerio municipal. Asumimos este lugar de la muerte a través de procesos y representaciones sociales y culturales, como un territorio indispensable donde yacen nuestros antepasados, nuestras familias y nuestros recuerdos, esta “necrópolis urbana” posee una relevante importancia en nuestra sociedad, e irónicamente en nuestra vida, es así como el Cementerio de El Carmen de Viboral, se convierte en una estructura con un inmenso valor y carga histórica, porque no solo es funcional en su creación, también hace referencia a las formas de vida de un pueblo, de cómo este asume la muerte, cómo la representa, y cómo la ubica, y no solo como un lugar institucional que debe ser administrado por la Parroquia.


Construido alrededor del año de 1946, el cementerio fue un lugar de grandes conquistas, su construcción tardó años y se requería la ayuda económica de toda la comunidad carmelitana,  ya que era difícil administrativa y financieramente tener un lugar de gran tamaño para los muertos, representaba una gran inversión, en la que algunas familias pudientes como la familia Jiménez Gómez junto con la sociedad de mejoras públicas de entonces, realizaron la donación de un banquete solidario que permitió la mejora del jardín y ornamentación del lugar sagrado, también algunas personas ayudaron de una manera inusual, llevando algunos materiales desde donde se ubicaba una antigua capilla que hacía la veces de cementerio, cerca de lo que actualmente llamamos “la electrificadora” hasta el cementerio en construcción. Lo ocurrido entonces, reafirma lo trascendente de este suceso y su significado a nivel local.


La cotidianidad hace paisaje y este efecto hace que nos olvidemos u obviemos cosas importantes, las formas de habitar el lugar de la muerte, los rituales, las prácticas, las estéticas, dan cuenta de la identidad y la realidad social que nos compone, la forma en la que puede “no habitar el otro”, y la necesidad de conservar y proteger ese lugar común donde están enterrados todos los seres que fueron.


Verónica Isabel Castro Trujillo

Vigía del patrimonio, El Carmen de Viboral






Comments


Si tienes alguna pregunta o sugerencia, escríbenos...

¡Gracias por tu mensaje!

© 2035 Creado por Tren de ideas con Wix.com

bottom of page